La exposición está dividida en cuatro secciones, cada una de las cuales incluye una gran diversidad de objetos. En las dos primeras secciones se concentra la mayoría de los objetos.
La primera parte presenta a los dos bandos opuestos y sus respectivos líderes: este recorrido paralelo permite conocer a los dos protagonistas, Pizarro y Atahualpa, en presentaciones independientes pero en un continuo diálogo.
La segunda sección representa el encuentro con el Otro. Los estatus de Pizarro (caballero) y del Inca ocupan un lugar significativo a través de objetos clave, como el asiento de madera y los símbolos asociados a este encuentro: la Biblia, de un lado, y los rituales de bebida del otro. A continuación viene la captura y el rescate de Atahualpa.
La tercera sección, con menos objetos, integra diversas presentaciones multimedia: en la ciudad de Cuzco, sobre el asesinato de Pizarro y sobre el robo y el transporte del cuerpo de Atahualpa a su tierra natal.
A modo de conclusión, la cuarta parte trata sobre el periodo después de la conquista y el ideal de una sociedad mestiza, todavía hoy puesta en entredicho.
el nuevo mundo
La exposición comienza con las primeras etapas de la conquista de los Mares del Sur, con un Pizarro de 46 años, del cual se presentan brevemente sus orígenes, mal conocidos, y su recorrido americano inicial (participó en la expedición Balboa, quien "descubrió" el Pacífico en 1513). Las primeras exploraciones navales en el sur, en el Océano Pacífico, coinciden con el conocimiento de los relatos que se refieren a la existencia de un imperio del "Piru" con fabulosas riquezas.
Esta secuencia introductoria presentará mapas de principios del s. XVI, crónicas españolas y grabados.
dos destinos
La exposición presenta dos personalidades cara a cara y, a través de ellos, dos imperios, cuyos destinos se cruzaron. El recorrido comienza con una presentación del contexto histórico y político del descubrimiento del Nuevo Mundo por los españoles. Después nos sumerge en el mundo del Imperio Inca, en su modo de gobierno y la rivalidad fratricida de los dos príncipes, Atahualpa y Huáscar hasta abocar en una guerra civil, al final de la cual, Atahualpa asumiría el poder.
Cajamarca
En esta sección, ambos recorridos, el “inca” y el “español”, se funden en uno solo, poniendo en escena las diferentes etapas del encuentro entre Atahualpa y Pizarro en el periodo comprendido entre 1532 y 1533. Las piezas de esta sección describen sucesivamente la entrada en la ciudad de Cajamarca, la captura de Atahualpa, el rescate pagado por los incas y la ejecución del Inca.
Estos episodios han sido presentados por las crónicas españolas e indígenas de un modo totalmente diferente: la presentación pone de relieve estas diferencias, así como los códigos culturales que se dejan entrever de las narraciones y la estrategia militar de ambos bandos.
guerras de conquista
Pizarro llevó a cabo la conquista del Imperio inca: los españoles continuaron su avance hasta la toma de la capital imperial de Cuzco, marcando así una etapa histórica, con un fuerte simbolismo y llena de tesoros.
Las expediciones españolas continuaron por todo el Imperio, tanto en el norte como en el sur. Durante estas expediciones se fueron fundando ciudades como Lima, la "Ciudad de los Reyes", que se convirtió en la capital de los españoles en el océano Pacífico.
Finalmente, las rivalidades personales llevaron a los Conquistadores a la guerra civil: Almagro fue ejecutado (1538) y, después, Pizarro fue asesinado por sus compatriotas (1541).
Como contrapunto a la muerte de Pizarro, la exposición presentará los elementos que permiten evocar la muerte de Atahualpa en 1533 y, sobre todo, la cuestión del destino de su momia. Enterrados en Cajamarca, sus restos fueron recuperados por los indígenas, deseosos de preservar cuerpo del Inca difunto, que había adquirido la condición sagrada de huaca. Su momia fue llevada a un lugar secreto, al tiempo que se establecía un culto en torno a su persona, y su derrota.
los relatos de la conquista
Presentación de las crónicas de Felipe Guamán Poma de Ayala y de Martín de Murúa, cuyas imágenes han marcado el recorrido de la exposición y que han contribuido a poner en escena este relato, junto con las diferentes pinturas del sincretismo religioso dominante en la región desde la llegada de los españoles.