Creemos que los microbios son las causas de las enfermedades que se propagan a través de epidemias. Pero olvidamos que los "pequeños seres" forman mundos que despiertan el asombro de quienes los miran bajo el microscopio. Distanciar a los microbios para modificar su comportamiento, clasificar su diversidad, ordenar su proliferación, es extender el gesto mediante el cual otras sociedades atrapan insectos o espíritus para interactuar con ellos.

Más allá del miedo que suscitan los microbios por su capacidad, conocida desde hace dos siglos, de operar en lo infravisible, esta exposición recuerda los usos que siempre se han hecho de ellos a través de la fermentación. A través de su presencia en nuestra comida y bebida, los microbios muestran conexiones entre el mundo dentro de nosotros y el mundo fuera de nosotros. Lo que nos infecta si no mantenemos la distancia también puede ser cultivado como una forma de equilibrar mundos.

Al mostrar herramientas científicas, objetos etnográficos y obras de arte contemporáneas, esta exposición nos enseña cómo habitar la confusión causada por los pequeños seres que nos rodean.